Durante mucho tiempo firmé mi biografía pidiendo al futuro lo que una vez pidió Blas de Otero, «pido la paz y la palabra«. Pero no, ya no. Que a pedir se va a la Iglesia, dicen, y nunca creí en edificios más sagrados que el piso en el que fui niña. La palabra se toma. Si eres mujer en este circo, la palabra nunca se pide, se toma. Y yo, que en el cole jamás levanté la mano, que tanto tragué que después la comida no me entraba, que con lo que callé escribí más diarios que tomos tenía la enciclopedia Larousse entonces, hoy tomo la palabra. Y la paz resulta que sólo son las mías queriendo escuchar. Escucharnos. Ser yo en un parque. O en un escenario.

Desde 2019 presido la asociación Imaginautak. Somos una tribu de cerebros ruidosos, una organización artística que entiende la cultura como una revolución, una ternura revolucionaria. Somos una asociación sin ánimo de lucro que nace y se hace adolescente sin querer ser nunca adulta, que cree en la rebeldía de ser lo que te mueve las vértebras, sin miedo ni juicios. Porque el arte sí da para vivir. Aunque no llegue a pagarte el alquiler. Porque vivir es otra cosa que ser lo que nos contaron que teníamos que ser.
Imaginautak somos una piscina de bolas donde también queremos pelotas cuadradas, rectangulares, sin geometrías. Somos una comunidad donde todo proyecto creativo es bienvenido y todas las disciplinas artísticas tienen parking propio.
Somos una red de claro carácter feminista e inclusivo, basada en el respeto a todas las personas y desde la que se condena explícitamente cualquier tipo de violencia, tanto hacia la especie humana como al mundo animal. Creemos en el derribo del patriarcado, en el arte como grúa de demolición. Creemos en un sistema en el que la raza, la condición social o el género que se te haya asignado o con el que te reconozcas, no marquen quien eres ni lo que puedes hacer. Creemos en la cultura como medio, fin, lucha y paz.
Decía Octavio Paz que la libertad no necesita alas, lo que necesita es echar raíces. Organizamos eventos bimensuales en la iglesia reciclada de Bilborock, de entrada gratuita para acercar el arte a las calles, que es donde siempre se ha criado. También nos reunimos con conciertos, recitales y otras propuestas en La Perrera. Y en el Kubrick, un bar en Bilbao a pie de ría que nos presta micrófonos y sofás impares para vernos las caras con más actos artísticos, como el stand up o la poesía musicalizada.
Tenemos las barricadas llenas de flores. Ven a traer las tuyas.

Imaginautak. Amaia Barrena