Tú me enseñaste el año de la Revol
ución Francesa y que no existe una fecha para dejar de ser una rebelde. Me ayudaste a hacer comentarios de texto y a expresar los míos frente a los demás sin miedo. Me corregiste las faltas de ortografía y me animaste a escribir hasta trasgredir el idioma. Me pusiste más de un diez y me dejaste claro lo importante de no ser perfecta. Me mandaste callar y me hiciste escucharme. Me agobiaste con deberes y calmaste mi estrés por hacer todo por mí misma. Fuiste un eje de apoyo para mover mi mundo, un hogar fuera de casa, una clase que te hacía querer los libros sin necesitarlos. Contigo me enamoré de mi propio cerebro.
No sé cómo se da gracias por algo así.
Dedicado a Izaskun Aguirre,
la mujer que hizo de su historia la mía
y de mí alguien libre
Fragmento de una carta partícipe en la colaboración con Onda Vasca.