No hables de si enseño pierna,
de si meto tripa y también la pata,
no me juzgues las arrugas
que llevo mal doblada muchos años
para entrar en un sistema que siempre me apretó de más.
Que no me cabe la dignidad en la talla de mis pantalones,
que no voy a encogerme para entrar en ellos o en ti,
que imponerle normas a la belleza
me pone enferma y no es una expresión,
que ya han pagado mis órganos mi rescate.
Hace una semana La ilusa nos dejó su techo amarillo a Txitxo y a mí para nuestro concierto poético. Eskerrik asko por protegernos de la lluvia y no hablo del agua. Por defender lo importante. Y lo escrito
Fragmento del poema «No me hables» del libro «Roma es inevitable» (Akiles Ediciones, 2024).