Inagotable

amaia barrena

Para ti, Kike.

Querido hombre de la radio:

Nos conocimos las voces antes que los ojos.  Sabes más de mis decibelios que de mis gestos, la primera imagen que te viene de mí son palabras. Soy la chica que lee y hoy la que te escribe. La que siempre se imaginó a sí misma haciendo justo lo que ahora hace cada vez aparece por tu redacción. Trabajas sentado junto a una puerta y quizá por eso se te haya dado bien abrirme tantas. Crees en mis folios arrugados y mi cerebro divergente desde el primer día que lo escuchaste trabajando. Me sonríes con tu alegría azul según intuyes mi bufanda aparecer y me animas a continuar con mi vocación irrealista de ser una J.K. Rowling morena. Confías en mi magia. Supiste de mi pelea contra la enfermedad que sufro, y te ofreciste a ser ring que la hiciera visible. Le diste dignidad a mi batalla. Me entrevistaste en ese programa que junto con una nutriente mujer diriges cada tarde y que suena por toda la tierra del sirimiri. Leíste sobre ese melón que llevo en la maleta y me abrazaste tan fuerte que más de un demonio de los que me habitan se desmayaron.

Un poema de Escandar Algeet dice que el amor es la única opción de ataque, el odio el primer atisbo de derrota y la bondad el único medidor humano. Y tú eres un humano sin medida. Gracias por la ternura. Es un bien escaso que vuelves inagotable.

Kike Alonso, a los micrófonos de Onda Vasca.

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