Jaio Espía y yo nos sentamos con Javier vizcaíno al frente de una mesa sobre la que no existen melones ni tabús. Gracias por el apoyo y el cariño, Javi. Al mundo le sobra postureo y le hacen falta más ratos como este.

Esto no es un drama, ni un vademécum sobre los trastornos mentales. Es sólo una historia de amor. De la falta de amor propio y sus consecuencias. De un grupo de mujeres valientes que aprendieron a quererse y a reírse juntas. Es, ante todo, un libro sobre el esfuerzo y la esperanza.